Cuando se tiene familia numerosa, organizar unas vacaciones puede ser un quebradero de cabeza. No es fácil la logística que conlleva una escapada cuando se tienen tres hijos o más, y esto es debido a factores como los altos precios o la temporada alta.
La situación no es fácil. Niños pequeños y un total de cinco personas, sin duda requisitos casi imposibles para encontrar una habitación de hotel que acoja a todos, y además lo haga de forma económica.
Por otro lado, viajar a epicentros turísticos generalmente supone un estrés para los padres, que no les permite descansar como les gustaría, pues han de estar pendientes de los movimientos de los hijos en lugares donde normalmente, la actividad y presencia turística es masiva.
¿Solución a estas trabas? El turismo rural. Sin duda, la alternativa que más crece entre las familias con hijos, y más en temporada alta. ¿Por qué?
En relación al problema del precio y la disponibilidad, los alojamientos rurales ofrecen la posibilidad de alquiler completo, por lo que padres e hijos comparten un mismo espacio, a precio económico y sin tener que convivir con otros clientes. Además, este tipo de alojamientos están previstos de cada detalle y enseres que una familia pueda necesitar.
Soslayar que el turismo de tradición abarca todo tipo de paisajística o modalidad, entendiendo que es flexible y hábil, tanto para amantes de la montaña como de la playa, posicionándonos en el enclave que se prefiera.
En otro sentido, las casas rurales suelen encontrarse en zonas más apartadas, donde la tranquilidad manda ante el bullicio de las principales zonas hoteleras, lo que permite también desconectar a los padres, al encontrarse en una situación más propicia para ello.
Por otro lado, muchos de los alojamientos cuentan con un gran jardín, piscina vallada o barbacoa, lo que permite que los niños jueguen y correteen sin peligro. Requisitos que cubren la necesidad de encontrarse al aire libre en un espacio controlado.
Y por último, el turismo rural ofrece la posibilidad de realizar actividades en familia sin suponer un gasto extra, como por ejemplo senderismo, paseos en bicicleta o visitas a espacios naturales.
Por todos estos motivos, el turismo de tradición cada vez gana más asiduos entre las familias numerosas, ante la opción hotelera. Y tú, ¿con cuál te quedas?