Érase una vez un viejecito y una viejecita que tenían un hijo. Un día, la viejecita decidió hacer un pastelito redondo para comérselo de postre a la hora de la comida. Era Juanito el Pastelito. La viejecita le dijo al niño que vigilara el Pastelito que no se quemara y se fue con el viejecito a recoger las hortalizas del jardín.El niño estaba demasiado ocupado jugando para acordarse de vigilar el horno y sacar a Juanito el Pastelito cuando estuviera listo. De repente, oyó un estruendo: «¡Bang!». El horno se había calentado tanto que su puerta salió disparada y con ella salió rodando Juanito el Pastelito. Cruzó rodando la puerta de la cocina y siguió por el caminito del jardín. El niño le perseguía gritando con todas sus fuerzas:»Para, para, para, Juanito el Pastelito». Cuando los padres del niño le oyeron gritar, también empezaron a perseguir a Juanito el Pastelito. Pero pronto se quedaron sin respiración y se sentaron a un ladodel camino.
Juanito el Pastelito siguió rodando hasta que adelantó a un hombre que excavaba para hacer un pozo. El excavador le dijo a voces:»Juanito el Pastelito, ¿adónde vas tan rápido?».
Juanito el Pastelito respondió sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito y que la viejecita, y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
El excavador del pozo le contestó: «Yo soy más rápido que todos ellos». Empezó a perseguir a Juanito el Pastelito, pero pronto se quedó sin respiración y se sentó a un lado del camino.
Juanito el Pastelito siguió rodando hasta que adelantó a un hombre que excavaba para hacer una zanja. El excavador le dijo a voces: «Juanito el Pastelito, ¿adónde vas tan rápido?».
Juanito el Pastelito respondió sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
El excavador de la zanja le contestó: «Yo soy más rápido que todos ellos». Empezó a perseguir a Juanito el Pastelito pero pronto se quedó sin respiración y se sentó a un lado del camino.
Juanito el Pastelito siguió rodando hasta que adelantó a Oso. Oso gruñó: «Juanito el Pastelito, ¿adónde vas tan rápido?».
Juanito el Pastelito respondió sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo, que el excavador de la zanja y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
Oso le contestó: «Yo soy más rápido que todos ellos». Empezó a perseguir a Juanito el Pastelito pero pronto se quedó sin respiración y se sentó a un lado del camino.
Juanito el Pastelito siguió rodando hasta que adelantó a Lobo. Lobo aulló: «Juanito el Pastelito, ¿adónde vas tan rápido?».
Juanito el Pastelito respondió sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo, que el excavador de la zanja, que Oso y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
Lobo contestó: «Yo soy más rápido que todos ellos». Empezó a perseguir a Juanito el Pastelito pero pronto se quedó sin respiración y se sentó a un lado del camino.
Juanito el Pastelito siguió rodando hasta que adelantó a Zorro. Zorro le sonrió y dijo: «Juanito el Pastelito, ¿adónde vas tan rápido?».
Juanito el Pastelito respondió sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo, que el excavador de la zanja, que Oso, que Lobo y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
Zorro le contestó: «¿Qué dices? Acércate más, no puedo oirte». Zorro ladeó la cabeza para simular que así oía mejor.
Juanito el Pastelito se acercó un poco más y volvió a decirle sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo, que el excavador de la zanja, que Oso, que Lobo y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
Pero Zorro le dijo: «Acércate más, Juanito el Pastelito, no puedo oirte; estás demasiado lejos». Zorro se inclinó hacia adelante, ladeando la cabeza para simular que así oía mejor lo que decía Juanito el Pastelito.
Juanito el Pastelito todavía se acercó un poco más y le dijo sin dejar de rodar: «¡Corro más rápido que el niño, que el viejecito, que la viejecita, que el excavador del pozo, que el excavador de la zanja, que Oso, que Lobo y también puedo correr más rápido que túuuuu!».
Y dijo el Zorro: «¿Puedes? ¿De verdad?» Rápidamente abrió su enorme boca y con sus afilados dientes partió en dos a Juanito el Pastelito mientras se relamía y ponía en blanco sus astutos ojos.
Moraleja: No fanfarronees de lo que sabes hacer. No podrás ser más astuto que un zorro.